Pequeño y pobre (Brotes de olivo)
(Fil 2, 1-11)

Creaste los planetas desde tu poder, hiciste el universo desde tu poder,
rompiste la tiniebla con la fuerza de tu luz, desde tu poder, por tener poder.

Brotaron los arbustos desde tu poder, volaron los halcones desde tu poder,
pintaron el olivo en un pico de paloma, desde tu poder, por tener poder.

Todo cuanto hay en la vida de ti ha recibido el aliento,
y los hombres que te siguen, todos decimos saberlo.

Cuando broten los olivos y el sol llene de luz los senderos,
nunca olvidemos, jamás, que cual tú hemos de hacerlo.

Salvar al hombre quieres sin tener poder, acampas en la tierra sin ningún poder.
Tu fuerza de ser Dios te la anulas siendo niño, te quitas poder, pierdes tu poder.

Aquellos a quien llamas lo haces sin poder, los invitas a ser pobres sin ningún poder,
les dices que tan sólo siendo niños servirán, pobres de poder, niños sin poder.

Mi Dios, necesito saber por qué tu pobreza salva al hombre,
y el misterio de la cruz nos abre un nuevo horizonte.

Hazme entender, mi Señor, por qué tu ser sobre todo nombre
ha renunciado al poder y optas ser pequeño y pobre.