Monólogo ante la cruz (Brotes de olivo)

Lo tengo justo delante. Mi alma el dolor desgarra.
Aquel que nació en Belén, ante la cruz se levanta.

Por la forma en que llegara, fue misterio su venida,
misterio fue su camino, misteriosa fue su vida.

Pues, ¿no es misterio que alguien que virgen quiso vivir,
la obligasen a ser madre y, sin conocer, concebir?

Misterioso es el dolor que sobre ti han cargado
los hombres, a quien tú amas. Y con la cruz te han pagado.

Siete cuchillos se hunden en mi corazón de madre,
pues eres tú, hijo mío, quien colgado en la cruz yace.

Pero si tú lo aceptaste, también yo lo aceptaré.
¿Vidas? Ni tuya ni mía: sean de Dios, sólo de él.