Troncos para quemar (Brotes de olivo)

Junto al fuego está sentada y tiene un paño en las manos.
Con cuidado lo maneja. María está bordando.

Su mente está pensando, la remonta días atrás,
ése en que la visitara San Gabriel en su portal.

¿Qué querría de mí el Señor para un ángel enviar,
a mí que nada yo soy, y sólo a él quiero buscar?

Quizás, si miro yo al fuego, éste me podrá decir
lo que ahora me pregunto: ¿Dime, Dios, qué has visto en mí?

Con la madera que cortan, mil cosas se puede hacer.
Las mesas, casas o sillas, o en el fuego puede arder.

Unas te ofrecen cobijo, otras te otorgan placer,
mas calor, sólo da el tronco que en las llamas quiere arder.

Jamás persiguió María ante otros florecer;
dar respuesta sólo quiso a lo que guardó en su ser.

Dar calor en el silencio, a la vida y a su Dios,
por eso, Dios más la quiso y fue Madre del Señor.