Sueños de riquezas (Brotes de olivo)

Hubo un pobre pastorcico que desde el alba hasta la aurora,
sólo esperaba la hora de pasar de pobre a rico.

Vio un día con desdén un gran gentío que iba
una cuesta hacia arriba, caminito de Belén.

Ansioso quiso saber de tanta gente por qué;
pronto el gentío contestó: "Vamos a ver a quién nos dará poder".

Con su mente jubilosa pensó: "Éste es el que yo esperaba,
nunca más seré pastor, mi pobreza ya se acaba".

Con prisa al portal llegó; dormido vio en el pesebre
al Niño Dios, Rey de Reyes, cuya fuerza era el amor.

¡Qué feliz es el pastor! Desde el alba hasta la aurora,
ya en su mente sólo mora: "Mi riqueza es el amor".